sábado, 4 de septiembre de 2010

Prácticas y experiencias de la evaluación.

El tema de la evaluación del aprendizaje es uno de los temas más complejos y difíciles en mi experiencia como profesor.

Los terrores de la evaluación.

Uno escucha historias de terror, relatadas por los estudiantes en cuanto a las formas de evaluar por algunos profesores. Estas historias van desde aquel profesor que brinda un problemario a partir del cual posiblemente se diseñará un exámen, y los estudiantes se concentran en aprobar el exámen, más que aprender. En otro extremo,  se encuentra aquel profesor a quien muy pocos estudiantes aprobarán sus exámenes, como tratando de preservar esa diferencia entre profesor y el aprendiz.

Hagamos un lado, la parte administrativa de la evaluación, que nos exige asignar un número a un estudiante al final de un curso. La evaluación es un proceso de retroalimentación al aprendizaje.



Por otro lado, los estudiantes se sienten más preocupados e intimidados por la posible calificación que obtendrán de un curso, que por los beneficios de lo que aprenderán. Si desde un principio del curso, se habla sobre eliminación de exámenes, se dan nuevas reglas y formas distintas de coevaluar, que involucre a los participantes y a sus pares, entonces el estudiante se puede concentrar en aprender. La carga de la evaluación se distribuye entre los participantes, pero la responsabilidad de la evaluación, sigue siendo del profesor. 

La evaluación como guía de los procesos.

La evaluación, no se puede reducir a simular una medida de lo aprendido. La evaluación, mas bien podría tratar de guiar los procesos de aprendizaje y analizar la capacidad de respuesta de los estudiantes ante nuevas situaciones de aplicación del aprendizaje.

Una forma de practicar este tipo de evaluación, es por ejemplo a través de proyectos. Donde cada etapa de aprendizaje puede ser retroalimentada de forma objetiva e impersonal. Por ejemplo, si se trabajan procesos donde se pide de antemano un resultado o las características que debe satisfacer una solución. Esta situación se puede dar, cuando se utiliza la estrategia de repetir resultados o prácticas frecuentes. Es a través de estos procesos que se dá la reflexión de las partes y pasos involucrados. El resultado a donde queremos llegar nos guía y nos hace reflexionar nuestras acciones. Si logramos la meta, no sólo valida todas nuestras actividades que integraron la tarea o proyecto, sino también nos brinda una satisfacción que estimula nuestra confianza en nosotros mismos.

La significancia del aprendizaje y la evaluación.

Dicho lo anterior, el reto del profesor es seleccionar problemas que sean significativos para el estudiante, si no reales, cercanos a la realidad, sobre el tema a aprender.

En la vida real, los problemas son complejos, involucran muchas dimensiones y partes. Pero, esos son los problemas que todos debemos aber resolver.

Por ejemplo, el trasladarse un día a cualquier lugar a las 8:00AM, requiere resolver toda una serie de situaciones de todo tipo, desde la administración de tiempos, planeación de alimentación, transporte, logística, y un número grande de factores que influyen el proceso. Al final, la meta es llegar a tiempo al lugar que deseamos. El problema lo partimos en partes, y cada parte contribuirá a la solución.

Una estrategia similar funciona en las actividades de aprendizaje. El proyecto, tema o problema que plantemos, deberá ser separado en problemas pequeños a resolver, y al final la solución de cada uno, contribuye a la meta de aprendizaje.

Muchos de nostros, tenemos que cambiar nuestra forma de pensar, pues fuimos educados por temas y contenidos. En la vida real, las cosas no se encuentran fraccionadas así. Hay una interdependencia con más cosas, y debemos tener la capacidad de fragmentar y resolver holísticamente cualquier situación.

Los procesos de aprendizaje planeados, no deben de ser ficticios o demasiado idealizados, para que sean significativos para el estudiante. Debemos saber engancharlos y motivarlos al aprendizaje. La evaluación cumple su función de guiar en cada paso en la resolución de un problema. Al final, el estudiante tuvo la capacidad o no, de resolverla. Todos tenemos capacidad de resolver un problema. Si un grupo de estudiantes falla, entonces la planeación del profesor debe ser revisada y retroalimentada. El fracaso escolar, no debe derivarse por razones de deficiencias en la planeación educativa. 

Conclusión

A manera de conclusión, la evaluación es un proceso ligado a las intenciones de aprendizaje. Deberá ajustarse a las estrategias didácticas, a la población estudiantil enfocada, al tiempo y época, cultura y antecedentes curriculares. No es debe ser fija, ni incambiable, ni inmodificable. Tampoco habrá recetas o técnicas inamovibles. Es toda una combinación de la sensibilidad y experiencia del profesor y su interacción cercana con los procesos de aprendizaje de sus estudiantes.

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