jueves, 12 de agosto de 2010

Una reflexión sobre las evaluaciones.

Foto Flickr.com, CC lordsutch


En esta entrada, deseo hacer una mirada retrospectiva de las evaluaciones escolares que recuerdo como estudiante. Me limito el contexto a evaluaciones en los cursos de  Física y Matemáticas de nivel licenciatura y algunos de posgrado.

Existe aún controversia sobre si existen o no los estilos de aprendizaje, habiendo varias decenas de modelos explicativos, algunos de ellos criticados y descalificados por la propia comunidad.

La forma de enseñar o las actividades de aprendizaje, se planean uniformemente bajo una norma o estándar, y se limitan éstas a leer textos, resolver problemarios, entregar tareas con  series de problemas resueltos, hacer un reporte sobre una práctica de laboratorio, aprobar los exámenes. Los estudiantes "normales" son los que pueden aprobar todas estas actividades, mientras los reprobados, simplemente "no tienen vocación" para estas disciplinas. Son notorios, el alto grado de reprobación y deserción de los cursos de Física y Matemáticas.

El aprendizaje está lejos de ser significativo o situado o cercanos a la realidad cotidiana, es tradicional, en el sentido que muchas universidades llevan el mismo libro de texto, y la materia y contenidos se ha enseñado de la misma forma en los últimos 30 años o más. Lo único que cambia es la edición del libro. Los que aprendimos como estudiantes, después enseñaríamos de la misma forma que nos enseñaron a nosotros. Bien o mal repetimos patrones.

Un listado de los variadas formas de evaluación parcial o sumativa, que me tocó experimentar de primera mano:

Primero, hay dos categorías de exámenes:
  • Los exámenes con libro abierto y apoyo con notas.
  • Los de libro y notas cerrados. 
Los exámenes con libro abierto, llevan una intención de resolver uno o varios problemas, permitiendo la consulta de casos similares o releer los conceptos y estudiar ejemplos similares encontrados en la literatura. Generalmente, este tipo de exámenes requieren más tiempo para su solución y las preguntas y problemas son de más profundidad, reflexionar sobre los aprendido y requieren habilidades de pensamiento creativo, crítico y complejo. Involucran procesos de metacognición y puede haber aprendizajes nuevos. Se permite la interacción entre pares, para intercambiar opiniones o información, pero el trabajo es individual.

Los exámenes de libro cerrado, sin apoyo de notas, están destinados a medir habilidades mecánicas, eficiencia terminal. El tiempo es limitado a una o dos horas. Se requieren niveles altos de aprendizaje, de aplicación de lo aprendido en nuevas situaciones. Aquí, los resultados pueden ser muy variados, y diferenciados. No hay aprendizajes nuevos, ni reflexión, todo es estrés de hacer las cosas bien. No es permitida la interacción entre pares.

En ocasiones, se brindaban los resultados, para guiar al estudiante a tal o cual meta. Por ejemplo, demostrar una igualdad matemática o realizar un desarrollo para resolver una ecuación. 

En mi opinión,  para mi es preferible una evaluación abierta, por que puede uno engancharse en el reto de resolver un problema de mayor grado de dificultad. Al final, es mayor la satisfacción el poder hacerlo, el haber aprendido algo nuevo, el de sentir el haber asimilado un tema. Es bueno para la satisfacción personal y desarrollo de la confianza en si mismo.

Las evaluaciones en general las realizaba el profesor del curso, y en algunos casos se nos permitió realizar una autoevaluación o nueva oportunidad de volver a intentar resolver un problema de algún examen.

Por otro lado, no faltaron los maestros a los que nadie les pasaba sus exámenes, o no había calificaciones altas, o simplemente evaluaban a criterio, sin criterios claros.

Cuando se involucran las TIC  para realizar evaluaciones, se pueden seguir realizando ambos tipos de exámenes. Exámenes de libro abierto (consulta de recursos abiertos e interacción entre pares) y los de libro cerrado (sin apoyo de ningún recurso), simplemente fijando el tiempo para resolver el examen. Es también una nueva oportunidad de situar el aprendizaje, involucrar simulaciones, recursos multimedia, o videos de situaciones reales. Es necesario hacer esa conexión entre lo aprendido y la complejidad de a vida real.

Al final, una evaluación la veíamos como el final de una etapa o de un ciclo, y que habría una calificación como resultado de tomar un curso. Lo cierto, que también se veía como un proceso extraordinario, fuera del programa o rutina diaria y que había la esperanza de aprender cosas nuevas o sintetizar lo aprendido. Un situación que resultaba incómoda, era el "sentirse medido", y establecer comparativos entre estudiantes, en una connotación de juicios de valor, los buenos y los malos estudiantes.

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